10 mayo 2008

Pobres entre los pobres

(Sri Lanka 2002)

Anita y Denis esperaban a las puertas del templo de Dambulla, un templo que aparecía excavado en lo alto de la pared de piedra de la montaña.

Por las largas escaleras ascendían hermosas mujeres vestidas completamente de blanco, sus cabellos grises y blancos bien recogidos sobre la nuca, flores blancas en sus manos, los pies descalzos, sus cuerpos pequeños y gráciles, sus ojos rasgados que sonreían a la par que sus labios remarcando los trazos de la edad en sus rostros.

Aquellas ancianas subían alegres, como flotando en su rápido ritmo ascendente, como almas blancas dirigidas por el amor a Buda.

En el interior de la cueva un aire fresco y una gran sensación de paz. En la sala más amplia de la cueva, varios Budas meditan como si velaran el sueño del gran Buda recostado en la cueva conexa. Sus pies enormes con flores pintadas en las plantas.

En el exterior, puntos blancos abajo en la lejanía que seguían subiendo cientos de escalones hasta convertirse en bellas mujeres de blanco. Creaban un fuerte contraste con aquel hombre, pobre hombre, de piel tostada y faldón rojo, que también esperaba a las puertas del Templo de Dambulla.

El pobre destacaba en su comunidad por ser más pobre que otros. Su rostro no tenía la sonrisa de la alegría que da la fe y la esperanza, porque se sabía pobre. Aquellas mujeres eran más ricas en alegría que el mendigo, pero únicamente “menos pobres” que él en comparación con los países ricos.
Las bellas ancianas se sentían más ricas que los hombres y mujeres hinduistas de sus localidades.


http://whc.unesco.org/en/list/561





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