09 marzo 2010

Mejor Mendel que Darwin para construir el futuro














Ying & Yang (La Reunión, 2001)

En Catalunya, 7 de cada 10 mujeres de entre 16 y 64 años, trabajamos o somos demandantes de empleo.

Las mujeres experimentamos muchas dificultades para compatibilizar el trabajo productivo con los trabajos reproductivos, ya que las tareas de "cuidado" de personas y del hogar, recaen mayoritariamente sobre el colectivo femenino.
Las dificultades en la conciciación de los tiempos y el trabajo os afectan también a los hombres, sea directa o indirectamente. Como dicen los Sociólogos Rodderstrale i Nordström, en su libro “Karaoke Capitalism”: “los cosmócratas modernos ‘dan fuera’ a la familia para tener más tiempo para trabajar”.

En paralelo, los estereotipos masculinos de competitividad y progresión profesional, coartan mucho más a los hombres que no a las mujeres a la hora de compatibilizar el tiempo de trabajo remunerado con el tiempo requerido para el cuidado de la propia familia.


Son cambios significativos de tipo estructural, que se han producido en un periodo histórico demasiado corto para sentirnos cómod@s todos y todas. La igualdad en la distribución del tiempo avanza, pero todavía en una realidad muy inestable.

Esta realidad inestable en la que vivimos hoy, no es sostenible durante mucho tiempo más. Los hombres necesitaréis de las complicidades con las mujeres, y las mujeres necesitaremos de las complicidades con los hombres. Un@s y otr@s, somos practicamente la otra mitad de una misma sociedad.

Los requerimientos de conciliación entre los tiempos y los trabajos, que tenemos en este nuevo modelo de sociedad al que nos dirigimos, lleva a planteamientos de ordenación urbanística y de los horarios de los servicios que ya se están testando en diferentes lugares de Europa. En nuestro país hay iniciativas en marcha para potenciar la participación de la mujer en el diseño de la ciudad. Urbanismo y perspectiva de género están confluyendo a la hora de diseñar nuevos espacios comerciales desde unos modelos menos androcéntricos.

Recuerdas cuando eras un/a adolescente, sin saber a ciencia cierta qué tipo de persona querías ser o cómo serías finalmente al llegar a adulto ?
Tienes hijos o hijas en ese momento vital ?
Nos encontramos dentro de un proceso de transformación evolutiva hacia un nuevo futuro, que aún es abierto e incierto. Es por ello, que nos hace sentir como cuando éramos adolescentes.

En una película de tipo futurista, y tomando como modelo las Leyes de la herencia genética creadas por Mendel en 1.865, podríamos crear la ficción de infiltrarnos algunos genes masculinos a las mujeres y algunos femeninos a los hombres.
La nueva realidad social, no está muy alejada de esta ficción, ni mucho menos de las Leyes de Mendel, si admitimos que los comportamientos humanos dependen tanto o más de los estímulos exteriores y la cultura social en la que nos desarrollamos como individuos.

Si las mujeres y los hombres queremos nuevos modelos de comportamiento en la esfera doméstica, las mujeres tendremos que dejar espacios públicos en los cuales se puedan incorporar los hombres.

No queremos un sexo o un género ganador que sobreviva a la especie, como dirían los modelos darwinianos. Queremos un modelo inclusivo, de mestizaje. Un nuevo modelo de género que surgirá de ofrecer a nuestra otra mitad los espacios que ahora tenemos dominados unos y otras, unas y otros.
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